Artroscopia
La artroscopia permite observar la articulación por dentro y realizar pequeñas cirugías o extirpaciones. Suele ser realizada bajo anestesia regional o general y puede ser con fines terapéuticos, corregir alguna afección, o de forma diagnóstica, para conocer posibles daños.
La operación por artroscopia consiste en la realización de 2 o 3 incisiones alrededor de la articulación dañada, suele ser la rodilla o el hombro, de entre 2 y 4 cm aproximadamente.Por una de estas incisiones, el médico introduce una solución salina que le permite observar la cavidad articular de forma más clara, así como eliminar líquidos turbios que pudiera haber en ella. A través de otra de las incisiones, el médico introducirá el artroscopio, consistente en un tubo estrecho con una cámara y una luz en el extremo distal, conectada mediante fibra óptica a un monitor, el cual permitirá al cirujano observar el interior y poder realizar la operación.
El resto de incisiones son utilizadas para introducir los instrumentos quirúrgicos necesarios para el procedimiento.
La artroscopia se utiliza para tratar diversos problemas de las articulaciones, entre ellos:
Rodilla
- Lesiones meniscales
- Sutura meniscal
- Rotura de ligamento cruzado anterior
- Rotura de ligamento cruzado posterior
- lesiones osteocondrales
Hombro
- Sindrome de compresión supacromial
- Bursitis supacromial
- Rotura del manguito rotadores
- Lesiones del tendon del biceps
- Luxaciones anteriores y posteriores del hombro
Tobillo
- Meniscosis de tobillo
- Lesiones ostecondrales de astragalo
- Sinobitis de la articulacion del tobillo
Cadera
- Lesiones tipo CAM
- Lesiones tipo pincel
- lesiones del labrum
Ventajas de la artroscopia
- Las incisiones son mínimas y no se necesita abrir por completo la articulación como en la cirugía tradicional.
- Reduce el tiempo de recuperación.
- Puede aumentar las posibilidades de éxito al haber menos trauma en los tejidos conjuntivos (aquellos que separan, soportan o unen otros tejidos u órganos).
- Aunque la artroscopia implica el ingreso hospitalario, normalmente no es necesario pasar la noche en el hospital.
En qué consiste
El cirujano ortopédico hace unas incisiones minúsculas (5 mm) en la piel del paciente por dónde inserta una pequeña cámara, un sistema de iluminación y el instrumental de precisión con el que, de ser necesario, corregirá los problemas que detecte. A través de la cámara, el cirujano visualiza en todo momento, claramente y con gran detalle, el interior de la articulación en una pantalla de televisión.
La artroscopia está indicada para emitir un diagnóstico cuando existen problemas en las articulaciones, como inflamación o rigidez, y las pruebas iniciales de diagnóstico a través de la imagen no son capaces de encontrar la causa.
La cirugía que será necesaria y el tiempo de recuperación dependerán de la complejidad del problema. En ocasiones el cirujano, puede descubrir durante la artroscopia que la lesión o enfermedad no se podrá tratar adecuadamente solo mediante artroscopia y será necesario abrir la articulación mediante cirugía tradicional. El cirujano puede realizar esta operación a continuación o planearla para otro día.
Para qué sirve
Mediante este procedimiento se pueden examinar casi todas las articulaciones, pero la mayor parte de artroscopias son de rodilla y hombro. La artroscopia de rodilla es la que se realiza desde hace más tiempo.
En su origen se usaba para extraer fragmentos de hueso, de cartílago o un menisco desgarrado del interior de la rodilla.
En la actualidad, mediante artroscopia se realizan procedimientos quirúrgicos muy complejos, como la reconstrucción de ligamentos (como los cruzados de la rodilla), ciertas fracturas (como la de tibia), reparar tendones desgarrados (alrededor del hombro), reconstruir el hombro y, en general, identificar problemas que de otro modo no podrían conocerse antes de practicar una artroscopia.
También se usa la artroscopia para tratar las articulaciones del tobillo, la muñeca, el codo y la cadera.
Para la cirugía de artroscopia se pueden usar básicamente tres tipos de anestesia:
- Anestesia local. Que insensibiliza la zona de la articulación. Se administra junto con fármacos relajantes. El paciente no pierde la conciencia del todo, sino que permanece despierto, en un estado relajado, sin ansiedad, sin dolor y con somnolencia.
- Anestesia regional. El paciente no sentirá nada de cintura para abajo, pero permanece despierto.
- Anestesia general. El paciente estará completamente dormido. En artroscopias de hombro o cuando la anestesia regional está contraindicada, se utiliza anestesia general.
El anestesista decidirá qué tipo de anestesia es la más conveniente en cada caso.
Antes de una artroscopia
Antes de someterse a una artroscopia, el cirujano ortopédico le hará un reconocimiento físico completo, para evaluar su estado de salud e identificar cualquier problema que pueda interferir en la cirugía.
El cirujano puede pedir exámenes preoperatorios, como análisis de sangre o un electrocardiograma.
- Hable con su médico, no dude nunca en preguntar lo que no entiende ni en transmitirle sus dudas y sus temores.
- No coma nada después de la medianoche del día anterior a someterse a la artroscopia, tampoco tome bebidas alcohólicas ni fume.
- Dígale a su médico qué medicamentos o suplementos está tomando.
- Las complicaciones en una artroscopia son muy poco frecuentes (menos de un 1% del total). Las más comunes son: infección de la zona de incisión, flebitis (coágulos de sangre en una vena) en la extremidad intervenida, hinchazón o hemorragia